domingo, 30 de diciembre de 2007

BRINDIS FIN DE AÑO


Faltan horas para que termine este año y comience otro. En estos días es ya costumbre el encontrarnos con programas que hacen un resumen de los acontecimientos más destacados del año. A mi me recuerda la historia que nos contaban en el colegio en la clase de religión hablando de lo que supuestamente pasa cuando morimos, que nos hacen un recuento de todo lo bueno y todo lo malo que hemos hecho durante nuestra vida y dependiendo del lado del que se incline la balanza iremos al cielo o al infierno.

A mi hoy me apetece hacer un pequeño balance de este año, una especie de recordatorio de lo que ha sido mi vida durante estos meses. El 2007 ha sido un año repleto de desencantos, de esfuerzos… pero también de alegrías. Hace unos meses perdí a mi perrita Lana que durante dieciséis años me ha acompañado, pero también encontré a mi amiga Aurora que casi desde esa fecha no ha dejado que me sienta sola ni un solo día. El año pasado, cuando al son de las campanadas trataba de engullir a toda prisa las doce uvas sin atragantarme mi deseo era tener fuerzas y voluntad para continuar con la dieta hipotóxica que había comenzado un mes atrás para limpiar mi cuerpo y enfrentar el SFC, trastorno que junto con la FM lleva años obligándome a tomar caminos que yo no había previsto. Mi petición al nuevo año era solo eso, voluntad y fuerzas para acomodar mi vida a las limitaciones que cada vez me imponían más mis compañeros invisibles para el resto del mundo, aunque no para mí y la gente cercana a mí. Conforme trascurrían los días he tenido que ir asumiendo que no volvería a mi trabajo, que no volvería a ser ya la persona que una vez creí ser, que mis fuerzas y energía en vez de aumentar van disminuyendo…

Asumir esto me ha traído muchas lágrimas, muchos momentos en los que la desolación me ha ganado terreno. Acaba el año y yo ahora sé que mi vida ha dado un giro de noventa grados aunque no sé en que dirección irá al comienzo de este nuevo. Antes, durante bastante tiempo, me inquietaba mucho el encontrar el verdadero sentido de mi vida. Ahora solo me dejo fluir, no veo tan importante saber cual es la meta, solo intento disfrutar recorriendo el camino. Camino que a veces es difícil pero aun así trato de aprender día a día a hacerlo mas llevadero, me recuerdo a cada momento que si lo hago con una sonrisa seguro que me sentiré mas feliz.

Así que mañana noche, cuando me tome las uvas de nuevo tengo muy claro cual va a ser mi deseo. Cuando brindemos, al chocar mi copa con las de mis hijos y mi marido, pediré que el año 2008 me traiga al menos las mismas bendiciones y enseñanzas que este, y sobre todo pediré mucha fuerza y claridad mental para saber apreciarlas y aprovecharlas.

Y por supuesto también brindaré por todos vosotos, los que haceis un alto en el camino y os refugiais por unos momentos en mi jardín.

jdiana

domingo, 23 de diciembre de 2007

ABRE LOS BRAZOS...


Cuando llega el otoño los árboles pierden sus hojas, los humanos perdemos a nuestros seres queridos...es tiempo de renovación, algo se va, algo viene. Lloremos las pérdidas y abramos los brazos para recibir lo nuevo. La vida es un ciclo, una rueda, donde los sentimientos se entremezclan, las penas y las alegrías cabalgan juntas y a veces cuesta distinguirlas, separarlas. Quizás no pueda hacerse, quizás la pena y la alegría tengan que convivir. Quizás sin pena no haya alegría, quizás sin sombra no haya luz. Después de la lluvia siempre sale el sol, y a veces podemos disfrutar de un bonito arco iris de colores. Abramos nuestro corazón, y aunque nos cueste, dejemos que la lluvia nos empape hasta los huesos, que después saldrá el sol y nos secará una vez más. Abramos bien los ojos y contemplemos los colores del arco iris, disfrutemos de un nuevo día.

jdiana




lunes, 17 de diciembre de 2007

SE ACERCA LA NAVIDAD


Los escaparates de las tiendas se engalanan, las calles resplandecen con la multitud de pequeñas bombillitas de colores que cuelgan de una fachada a otra y por doquier te encuentras bonitos adornos multicolores que nos recuerdan que faltan días para la Navidad. Los supermercados están a rebosar y la gente se afana por llenar los carros de comida y regalos. Todo tiene un tinte de fiesta y celebración. Todo tiene un tinte especial. El típico anuncio del turrón que vuelve a casa por navidad nos recuerda que son días para estar en familia, para celebrar con los seres queridos. En enero, la euforia habrá pasado, la alegría se habrá gastado y muchos se encontraran que la cuesta de enero pesa más de la cuenta. Nos daremos cuenta de que nos hemos dejado arrastrar, un año más, por la euforia del consumismo. Habremos pasado ratos buenos y quizás otros no tan buenos acordándonos de los que nos faltaban.

Cuando salgo a la calle de noche, envuelta entre todo el encanto recreado por las luces, no puedo evitar acordarme de aquellas navidades de mi infancia, cuando aún no habíamos olvidado el verdadero espíritu de la navidad, cuando la celebración no era comer los manjares mas caros ni gastar más de lo que nuestros bolsillos nos lo permitían, ni gastar en alumbrar pueblos enteros gastando una energía que no podemos recuperar. La celebración era entonces estar toda la familia juntos, cantando villancicos acompañados de una pandereta alrededor de una mesa camilla con brasero de picón donde el único lujo era un plato con unos cuantos mantecados y una peladillas y una copitas servidas de una botella de Anís el Mono. Celebrábamos el nacimiento del niño Jesús y lo que esto representaba: la esperanza y el amor.


jdiana


domingo, 16 de diciembre de 2007

UN RINCON DE MI JARDIN DEDICADO A ANTEQUERA, CIUDAD DE ARTE


Yo nací en un lugar maravilloso, una ciudad en el corazón de Andalucía. Es una tierra con gran caudal histórico y artístico, no en balde se la denomina Antequera, ciudad de arte. Es cuna de grandes artístas y una tierra fertil y regada por el sol de Andalucía. Yo adoro este lugar, por eso quiero dedicarle en mi jardín un rinconcito desde donde poder darlo a conocer y compartirlo con todo aquél que me visite. Desde aquí ire contando historias de sus lugares, de sus gentes... y espero que las disfruteis y os animeis a visitar la ciudad de la que nunca me marcharía.

jdiana

jueves, 13 de diciembre de 2007

LA MAGIA DE LA ALEGRIA


Llevaba días intentando encontrar una foto de las bailarinas del Circo del Sol porque sentía la necesidad de pintarlas. Busqué por la red pero no encontraba lo que yo quería.

Esta mañana, como casi todas desde que entré la primera vez en el blog de mi amiga y vi el video que me enganchó, nada más levantarme y mientras me preparaba el café y mi pastillita para poder desencajarme un poco, le he dado al botón del ordenador para que se fuese encendiendo con la intención de escuchar “Alegría”. Antes de que me diera tiempo a ponerlo me ha dicho mi marido en plan de mofa: “¿porqué no pones esa que hace días que no escuchas? A los pocos segundos todo mi ático se ha inundado con la alegría inconmensurable que me levanta el corazón.

Mi hijo se estaba preparando el desayuno para irse a trabajar y andaba por aquí. Yo le he comentado mi intento fallido de encontrar una foto de lo que quería pintar y le he preguntado si habría una forma de poder rescatar una foto del video. El me ha contestado que no sabía cómo. Yo he seguido cantando y sintiendo mi corazón latir fuertemente al son de la música. De pronto, a mitad de la canción, que escuchaba por tercera vez, la música se ha parado, me acerco al ordenador y veo que el video se ha quedado pillado, pero no en cualquier imagen, sino en la que yo llevaba días intentando encontrar. No sé como, mi hijo se ha acercado y en unos segundos ha conseguido copiarla y pegarla y me la ha imprimido. Es perfecta, exactamente lo que quería plasmar en el lienzo, que estaba en el caballete esperando que comience a mancharlo. Hoy mi corazón reboza de ALEGRIA. Recuerdo una frase de Paulo Coelho que dice: “Cuando deseas algo todo el universo confabula para que lo consigas”. Hoy, como en tantas ocasiones, he comprobado que es verdad, que la magia existe, solo tienes que creer en ella.

jdiana

miércoles, 12 de diciembre de 2007

LAS ENSEÑANZAS DE KRYON - QUIÉN Y EL GRAN VIENTO


Dios nos ha prometido que cumplir con "nuestro con­trato " significa vivir nuestra pasión. También significa que estaremos en el lugar correcto en el momento adecua­do para todo lo que hemos planificado para nosotros mis­mos en esta vida. Esta es una historia que puede que les haga pensar dos veces sobre lo que ustedes creen que es "el lugar correcto en el momento adecuado."

Quién es un nom­bre que damos a ese humano que camina sobre el pla­neta. Quién no tiene la intención de representar a un hombre o a una mujer, pues cuando ustedes no están aquí no son ni lo uno ni lo otro. Pero para el propó­sito de esta historia y para facilitar la traducción Quién será un hombre. Y el título de esta historia y de este viaje es "Quién y el gran viento".

Quién era un individuo iluminado. Vivía en una isla muy pequeña, junto con otras gentes. Llevaba una buena vida, pues estaba realmente en el camino espi­ritual. Podríamos llamar a Quién un guerrero de la luz, pues de hecho meditaba y seguía a Dios. Tenía hijos exquisitos a los que enseñaba la esencia de Dios a través de su amor. Quién era muy querido por sus vecinos, pues todos reconocían que se trataba de un buen hombre. Así pues, nos lo encontramos viviendo en la isla, donde Quién decía diariamente: "Oh, Dios, te amo. Deseo tanto cumplir con mi contrato, estar en el lugar correcto y en el momento adecuado. Eso es lo que deseo".

A medida que Quién progresó en su vida, año tras año, bajando diariamente a la playa, y con el sonido del oleaje en sus oídos, se acercaba todo lo que podía al agua sin mojarse y allí se sentaba. Entonces decía:

"Oh, Dios, sitúame justo allí donde pertenezco. No me importa que eso me aleje de aquí. Deseo estar en mi lugar dulce, en mi contrato." Como pueden ver, Quién hacia todo esto correctamente y era muy hon­rado por ello. Quién también decía: "Y en esta Nueva Era, oh, querido Dios, hay algo que realmente me gustaría recibir como don. Sé que hay muchos que nunca lo consiguen, pero si es apropiado, permíteme que vea a mis guías. Aunque sea sólo una vez". Ahora conocen, pues, el funcionamiento interno de la vida de Quién y de su mente. Ese era Quién.

A la isla se acercó una tormenta de una gran fero­cidad. Quién se asusto, pues parecía como si aquella tormenta fuera a pasar justo sobre su casa. En cientos de años nunca se había producido una tormenta como ésta, pues era realmente grande. A medida que se aproximaba, fueron muchos los que abandonaron la isla. Pero Quién se quedó en ella, sabiendo muy bien que estaría en el lugar correcto y en el momento adecuado, tal y como había cocreado él mismo. Quién esperaba que el viento cambiara milagrosa­mente de curso en cualquier momento. Pero no fue así. En lugar de esto, no hizo sino empeorar y empe­orar. Todos se encerraron en sus casas y se les dijo:

"No salgan al exterior. Sufrirán daños si lo hacen".

Así pues, la gente se quedó en sus casas y observaron los vientos que llegaban y las aguas que se elevaban. Vieron cómo empezaban a desintegrarse fragmentos de sus casas, y experimentaron mucho temor. Pero Quién guardó silencio. Ya no hablaba más con Dios, porque se sentía enojado con él. De hecho estaba loco, pues tenía la sensación de haber sido traicionado.

-He pedido una cosa durante muchos años, y ¿cómo es que cuando llega el momento no la obten­go? -dijo Quién.

Y los vientos se hicieron más fuertes y Quién esta­ba cada vez más enfadado.

-¡Dios no nos ha sacado a mí y a mi familia de este sitio inadecuado! -gritaba Quién desesperado al oír y sentir como el porche de la parte posterior de su casa se separaba del resto del edificio. Entonces hubo un apagón. Quién oyó a los camiones que iban por la calle recogiendo a la gente. Los altavoces anunciaban:

En sus casas ya no están seguros. Suban a estos camio­nes mientras puedan. Vamos a evacuarles a la escuela, que es un edificio sólido. Allí encontrarán abrigo seguro.

Los grandes camiones recorrieron las calles para recoger a todas las personas de la isla y llevarlas a las diversas escuelas e iglesias. Quién terminó por hallar­se en una de las escuelas más grandes, que se encon­traba cerca de su casa. El y su familia se mantuvieron abrazados durante el corto viaje entre el camión y la escuela, con muchos otros vecinos, luchando contra el viento y la fuerte lluvia para llegar a la entrada del edi­ficio. Una vez dentro, miró las caras mojadas de sus vecinos, pálidos y temerosos; pero en los ojos de Quién sólo había enfado con Dios por encontrarse en tal situación. Bajaron todos por las escaleras hacia el sótano del gran edificio. Mientras se acurrucaban en el sótano, donde creían estar más a salvo, la energía eléctrica también falló allí, y se quedaron a oscuras. Se sacaron las velas, pero entonces empezó a entrar el agua, y los vientos empezaron a desgarrar la fibra misma del cemento de la escuela. Empezaron a escu­charse los gemidos del cemento y de la madera que se requebrajaban. Se abrazaron los unos a los otros, en la oscuridad, aterrorizados, sin producir ningún sonido.

Entonces Quién llegó a una conclusión insólita. Se dio cuenta de que no tenía miedo. Se sentía muy encolerizado, pero no tenía miedo. Miró a su alrede­dor y vio a los que se abrazaban en los pasillos, con el agua hasta los tobillos, helados, sin ningún calor ni luz, puesto que las velas sólo duraron una hora. También observó su terror. Pues fueron muchos los que aquella noche sintieron que todo el grupo iba a morir. ¿Cómo podía ser de otro modo, si se les había dicho que el ojo del huracán no estaba sobre ellos y que debían esperar algo todavía peor. Si la escuela se desintegraba, seguramente se encontrarían a merced de aquellos elementos, del viento y de la lluvia. Ninguno de los humanos que se encontraban allí aquella noche había experimentado antes el poder de la naturaleza tal como lo estaban viviendo entonces.

Quién se levantó del lugar donde había estado sen­tado, sumido de ira. Abrazó a su familia y dijo:

—Aquí hay trabajo que hacer. Estaréis a salvo. Miró a sus hijos a los ojos y les dijo:

—Mirad, no hay ningún temor en mis ojos, pues se me ha prometido que estaremos a salvo.

Luego Quién se alejó y empezó a ir de un vecino a otro, de un grupo a otro. Les habló de su amor por Dios y les dijo que Dios nunca le había fallado. Les aseguró que estarían a salvo, y les impartió el amor que sólo puede proceder de un ser humano iluminado. Al alejarse de cada grupo se daba cuenta de que el temor también les abandonaba y que ahora se sentían llenos de esperanza como si se hubiera disipado una nube oscura. Algunos de los grupos empezaron a entonar canciones, de modo que en lugar del más puro temor y del silencio de antes, eso se vio sustituido por el soni­do de los cánticos. Algunos de los grupos empezaron a reír mientras contaban historias humorísticas que les habían sucedido en sus vidas, con lo que el temor dis­minuyó aún más. El temor desapareció.

Quién, mientras, iba de un grupo a otro, realizó su trabajo durante toda aquella noche. Y como por una especie de milagro, el ojo de la tormenta nunca llegó a ellos. En lugar de eso, la tormenta invirtió su curso y siguió su camino, disminuyendo lentamente de intensidad, en lugar de intensificarse. Así que, aproxi­madamente cuando Quién terminó de realizar su tra­bajo, la tormenta ya se había reducido lo suficiente como para que se les diera la noticia de que ya podía regresar a sus casas en los mismos camiones que les habían traído a la escuela. El sol empezaba a salir, y Quién se dio cuenta entonces de que habían perma­necido allí toda la noche. Al salir al exterior compro­baron que los vientos habían desaparecido casi por completo. ¡Qué rápidamente se había retirado la tor­menta! Los pájaros volvían a cantar y el sol salía de nuevo, y las gentes regresaron a sus casas. Oh, y algu­nos de ellos tuvieron mucha pena, pues sus casas habían quedado destruidas. Y, oh, sí, Quién se encon­tró entre aquellos de sus vecinos que comprobaron que el techo y el porche de su casa habían desapareci­do y que el agua había entrado y les había estropeado muchas cosas.

martes, 11 de diciembre de 2007

RECUPERANDO LA ALEGRIA


Cuando somos niños a todos nos atrae la magia del circo y yo no era una excepción. En cuanto ponían los carteles anunciando la llegada de alguno a la ciudad esperaba con entusiasmo el día en que pudiera reírme con los payasos pero sobre todo, lo que a mí me transportaba y encendía mi imaginación eran los trapecistas. Me soñaba subida allí arriba en los trapecios, volando por el cielo al compás de la música, bajo las luces brillantes y coloridas que ayudaban a crear una atmósfera de ensueño. Al transcurrir los años y mientras que mis hijos fueron pequeños cada vez que había ocasión los llevaba para compartir con ellos esos momentos maravillosos. Ahora mis hijos son mayores, han crecido y a mi se me había olvidado la magia del circo. Hace un par de meses una persona digna de ser llamada la mejor amiga que se puede tener me brindó la oportunidad de reencontrarme con aquella magia olvidada. Tiene en Internet un blogs y en él enlaces a su música preferida. En el primero que pinché fue en el del Circo del Sol. Es imposible describir con palabras lo que sentí aquel día. Entre luces multicolores, en medio de un espacio irreal, una bailarina caracterizada como una muñeca, vestida con un miriñaque y totalmente de blanco, con movimientos pausados, como si de una marioneta se tratase, cantaba la canción “alegría”. Se deslizaba por una pista llena de payasos, malabaristas, trapecistas, cantantes, músicos… y rodeada de bailarinas de trajes blancos y vaporosos que se movían al compás de la música. Abajo, miles de espectadores repetían y coreaban con ella “Alegría”. Ningún circo que yo haya visitado nunca llenó jamás mi corazón de este sentimiento, una sensación de que mi corazón brinca y canta con ellos. Desde entonces, cada día y varias veces, entro y le pico al enlace y me uno al séquito que se desliza por la pista del Circo del Sol dejando que mi corazón se impregne de ALEGRIA, una alegría luminosa y vibrante que desde que conocí a mi amiga no me ha faltado y que quiero compartir con todo aquél que entre en mi jardín.

jdiana

viernes, 7 de diciembre de 2007

PARA ROB


Aunque te hayas ido fisicamente yo estoy segura de que siempre estarás con nosotros. La fuerza de tu espiritu nos ha calado tan hondo que tus palabras simpre estarán aquí, por los rincones de este jardín. Has levantado el vuelo y te has ido pero no vas solo, nuestros corazones te aconpañan.

jdiana

miércoles, 5 de diciembre de 2007

PAPA, NOSOTROS ¿ QUE SOMOS?


A orillas de un mar generoso se extendía un pequeño pueblo, de casas blancas y pequeñas. Sus habitantes eran gente humilde que vivía de lo que el mar les brindaba. Por las mañanas, antes de que saliese el sol, deslizaban sus barcas hacia las entrañas del océano y volvían al caer la tarde, con sus cestos llenos de pescado, unas veces más que otras, pero nunca de vacío, el dios de las aguas siempre les daba lo que necesitaban y las gentes del pueblo eran respetuosos con aquellas aguas que cuidaban de ellos.

Casi pegada a la arena había una casita muy pequeñita, la puerta de la calle terminaba con un escalón de piedra, ya gastado por el uso y los años, que se adentraba en la arena, dorada y fina de la playa. Por las tardes, cuando Juan volvía del mar, gustaba de sentarse con su hijo allí, frente a la inmensidad del mar, a contemplar la puesta de sol.

Cada día la naturaleza les ofrecía un espectáculo irrepetible. Los colores cambiaban según la estación en la que estuviesen, si estaba nublado o no, según el estado del mar… pero el milagro siempre ocurría, el sol se retiraba formando una explosión de colores y luces que dejaba a su paso una estela de paz y serenidad que llenaba el corazón de los que se paraban a observarlo.

A Juan le gustaba echar el brazo por encima del niño y así juntitos se contaban los pormenores del día, todo lo que había acontecido en sus vidas durante aquellas horas de separación, pero durante unos momentos, aquellos en los que el sol se despedía y silenciosamente se adentraba en el horizonte, callaban y miraban, absortos hasta que la oscuridad comenzaba a reinar, entonces el padre le daba al hijo unas palmaditas en el hombro y le decía: ¡hala, vamos a cenar, que mañana hay que madrugar!

Aquel día el mar estaba un poco alborotado y las olas encrespadas hacían que el agua llegase cerca de donde estaban sentados dejando un camino de espuma. El niño, que tenía seis años, era curioso y siempre estaba haciendo preguntas a su padre. Preguntas que el hombre que jamás había ido al colegio, contestaba con el corazón, haciendo acopio de la sabiduría que el vivir le había ido concediendo. El niño, mirando las pequeñas gotitas de agua que se quedaban sobre la arena, le dijo muy serio a su padre: “papa, dime, nosotros ¿que somos?, ¿de donde venimos?, cuando morimos ¿donde vamos? El pobre hombre se quedo sorprendido, aquellas eran preguntas muy serias para un niño de esa edad, ¿que le podría contestar él, un pobre pescador sobre cuestiones tan complejas?, pero como le gustaba resolver siempre las dudas de su hijo, silencioso, miró el cielo hasta perderse en el horizonte, bajó la vista al mar y siguiendo las olas llegó hasta la orilla, donde las gotitas que se quedaban depositadas eran absorbidas por la arena, que volvía a ser bañada y alisada por la siguiente ola. Entonces, sin apartar la vista del horizonte, apretó al niño contra su pecho y le dijo muy serio: “Juanito, hijo, nosotros somos como el agua del mar, formamos parte de un gran océano que llamamos Dios, cada uno de nosotros somos una gotita de esa vasta inmensidad. A veces Dios nos permite separarnos y al igual que las gotitas de agua que traen las olas, nacemos y durante unos breves instantes, que nosotros traducimos en años, permanecemos en la playa, disfrutando de nuestra individualidad, nos mezclamos con la arena, nos escondemos entre las piedrecillas, brillamos con la luz del sol, y al final de nuestra vida, cuando hemos experimentado todas estas aventuras, las olas vuelven y nos arrastran hacia dentro, mezclándonos de nuevo con el mar, con Dios. A esa vuelta, los hombre le llamamos muerte, le tememos porque no queremos abandonar la seguridad de la arena, la aventura de la playa, pero en cuanto estamos otra vez sumergidos en el océano nos alegramos de volver a formar parte de él.”

Juan se quedó callado, preguntándose si su hijo habría entendido aquella explicación. Juanito rompió el silencio diciendo: ¿Sabes papá? Ahora sé que nunca estaré solo.

jdiana

sábado, 1 de diciembre de 2007

UN POCO DE LUZ ENTRE LAS SOMBRAS


Había comido y trataba de descansar un poco, recostada en el sofá. Al fondo, mi marido tenía la tele puesta y a mis oídos llegaban los ecos de las noticias de hoy. Pusiera la cadena que pusiera, en todas hablaban de los tres etarras que han cometido hoy un acto atroz en una ciudad de Francia. Han matado a un joven policía y herido gravemente a otro, ambos españoles, y en su huida han secuestrado a una madre y a su hijo.

Hoy en todos los hogares españoles se compadece a las victimas y se maldice a los asesinos. En toda España se llora por los afectados y se clama pidiendo justicia. De los labios de mi propio esposo escucho decir que “si ahora se les cogiera y se les pegara un tiro en la cabeza a los tres……”

No puedo evitar que se me encoja el corazón. Mi cuerpo se estremece de dolor. ¡Cuánta violencia y dolor hay en el mundo! Pero no puedo evitar sentir otro sentimiento… decepción. ¿Cuándo vamos a aprender que la violencia no genera más que violencia? ¿Cuándo vamos a aprender que el odio no se combate con más odio, sino con amor?

Hoy, cuando la mayoría de las voces que se escuchan, compadecen a las victimas y amenazan a los asesinos, yo no puedo evitar acordarme de las madres de esos pobres asesinos, del dolor que deben sentir en sus entrañas, porque si yo fuese la madre de uno de ellos, estaría aterrada de que una parte de mí hubiera sido capaz de hacer algo así.

No puedo evitarlo, mi corazón está lleno de amor, no puedo sentir odio por los asesinos, solo soy capaz de enviarles un poco de luz para iluminar su camino y rezar para que se den cuenta de que la violencia solo engendra violencia y el dolor solo trae dolor.

jdiana

viernes, 30 de noviembre de 2007

CONVERSACION CON MI NIÑA INTERIOR


“Cuando el guerrero decide enfrentarte a sus fantasmas sabe que tiene un largo camino por delante en el que le espera mucho trabajo, pero no le importa y lo asume con entusiasmo, alentado por esa llama que se enciende dentro de él cada vez que emprende una batalla nueva. Gastada la euforia del comienzo la realidad se hace más cruda y el cansancio deja su huella; entonces, la confusión y el desconcierto intentan ganar terreno. El buen guerrero nunca se rinde, podrá librar batallas en muchos frentes y unas ganará y muchas perderá, pero la “guerra” continúa. Una victoria le da fuerzas para soportar cien fracasos. A lo largo del camino va comprobando que el amor que va creciendo le hace fuerte, cada vez más fuerte. Un buen día, en un recodo del sendero descubre esa energía, esa sensación, esa fuerza.... le llena, le rebasa, le reconforta, le hace sabio, le hace comprender, le hace tolerar, le hace vibrar, la siente danzar dentro de él, le canta, le mece, le abraza, le hace brillar… “

Yo hoy me siento como ese guerrero: fuerte y valerosa, pero también algo cansada. Tengo ganas de seguir mi camino en busca de victorias, pero antes necesito hacer un alto en mi camino. Al hacerlo, en un recodo, he reparado en esa niña triste, abatida, pisoteada, anulada, abandonada.... esa niña que hay dentro de mi, y con el amor que me embarga la he mirado, le he extendido mi mano y le he dicho:

“Ven, siéntate a mi lado, no sufras más, no temas; ya no estarás más sola ¡Te amo tanto!. Tenemos mucho de que hablar, yo te contaré y tú me escucharás, tú me contarás y yo te escucharé. Juntas andaremos el camino, no importará que sea largo y duro; no importará que alguna vez nos perdamos, porque cogidas de la mano encontraremos otra vez el buen sendero. No importará que nos coja la noche, haga frío y no tengamos donde refugiarnos porque las dos abrazadas nos reconfortaremos hasta que venga el día. Juntas lloraremos, juntas reiremos, juntas nos equivocaremos, juntas aprenderemos de nuestros errores, juntas amaremos. Juntas disfrutaremos del sabor dulce y amargo de la vida; juntas las dos, tendremos el coraje y el amor que hace falta para andar el camino sin mirar atrás. Así que ya sabes mi niña: no llores más, que tú y yo cogidas de la mano caminaremos una eternidad. Quiero decirte tantas cosas que se me agolpan las palabras. Hemos estado calladas tantos días, tantos años, tanto... que no se por donde comenzar. Te miro a los ojos, esos ojos de mirada fija y penetrante, implorante y suplicante, y no se como he podido estar tanto tiempo sin darme cuenta, sin reparar en ti. ¡Te he tenido tan olvidada por tanto tiempo! Ahora sé que tú no has estado escondida, has estado mirándome y reclamándome desde el rostro de mi hijo, desde el de mi hija, desde el de mi padre, de mi madre, de mis amigas, desde la gente que me rodea... he sido yo quien te arrinconé, te dañé, te ofendí, te metí en el cajón del olvido y luego te eché encima mis miedos, mis dudas, mis incertidumbres, mis desesperanzas, mis quejas, mis críticas, mi sentido de culpabilidad, mi desconfianza, mi rencor, mi rabia, y debajo de todo, tú aún me reclamabas a través de los ojos de todos, y utilizabas sus brazos para extenderlos hacia mí y suplicarme que te sacara de allí. Me decías que necesitabas mi amor, mi aprecio, mis cuidados, mi reconocimiento, mi apoyo, y querías decirme que tu, a pesar de todo, me amabas más que a nada, tal como yo era., que te tenía para apoyarme y darme ánimo; que no me culpabas de nada, que no tenía que hacer nada especial para merecerte, que lo único que necesitabas era que te reconociera y te dejara estar a mi lado. He estado ciega, no te veía, no te reconocía en ellos. Hasta este momento nunca hasta ahora pensé que cuando mi hijo me reclamaba llorando eras tú, mi niña interior, quien me llamaba y me decías que estabas ahí. Ahora ya no nos separaremos más, iremos juntas, cogidas de la mano. Juntas recorreremos este camino, largo y quizás todavía difícil.. Tú ya no estás sola, yo tampoco. Así, enlazadas de la mano; al igual que en el cuento de navidad, nos trasladaremos primero al pasado. Haremos un recorrido por estos años ya vividos, tratando de unir los recuerdos para hilar nuestras vidas, tratando de comprenderme mejor para aceptarme a mi misma y llegar a concederme el perdón que tu me pides y así poder comprender, aceptar y perdonar a los demás. Requisito imprescindible para conseguir la paz interior que anhelo. Recorreremos, esta vez sin dejarte atrás, mi infancia y mi adolescencia y me acompañarás hasta la madurez, y una vez regresemos de nuestro viaje por el pasado, lo olvidaremos y no nos volveremos a recrear en él. Miraremos hacia delante, siempre presentes en el aquí y el ahora, y junto a ti viviré toda mi vida, porque ¡eso si! NUNCA MAS DEJARE DE SER LA NIÑA QUE DESEO SER.”

ROSAS PARA AURORA


Sé que te gustan las rosas rojas, así que este ramo es para ti. La belleza de cada uno de estos capullos solo es comparable a la amistad que nos ha unido, por ese motivo quiero dedicarte cada uno de ellos. Uno por escucharme aunque tus oídos estén cansados; otro por consolarme, aunque tú no tengas consuelo; otro por acompañarme, aunque tú estés sola; otro por darme aliento, aunque tú estés agotada, otro por dedicarme tu tiempo, por tenerme paciencia… el más bonito por brindarme tu amistad, otros son para que te cuenten la felicidad que me produce saber que estás ahí, y los que quedan para que te aporten paz y sosiego, para hacerte feliz.

jdiana

jueves, 29 de noviembre de 2007

ENCRUCIJADA DE CAMINOS


ODA A LA MUJER: LA GRAN REPRESENTACION

Existe una leyenda,

no se sabe desde cuando

ni quien se la invento,

que cuenta que la mujer,

es la madre. es la esposa,

es la hija. es la ama de casa,

es la abuela. es la criada…………

Y cuenta la leyenda también

que si no es nada de eso

no se es de verdad mujer.

Quizás por eso desde siempre

ese ser tan poderoso

se afano con tanto ahínco

en hacer bien este papel.

Y fue esposa,

y fue madre,

y fue hija,

y fue abuela. y fue ama de casa,

y trabajo fuera también.

Y entre tanto ser

y tanto representar

se olvido de la verdad:

Ser mujer no es nada de eso,

no es ocupar bien sus puestos,

es algo mucho mas sencillo.

ser mujer es ser tu misma

y nada mas, pero nada menos.

J.DIANA

CARTA A MIS COMPAÑEROS INVISIBLES: LA FIBROMIALGIA Y EL SINDROME DE FATIGA CRONICA

“Queridos compañeros invisibles, os escribo estas cuatro letras para daros las gracias por estar ahí, por todo lo que habeis hecho por mí, ya que yo siempre he renegado de vosotros, me he revuelto, nunca os he aceptado y jamás he facilitado vuestra tarea. Sé que siempre habeis querido ayudarme, que vuestra intención ha sido buena, aunque yo no lo entendiera así y me sintiera jodida, porque eso sí, yo me he sentido, y a veces aún me siento, MUY JODIDA… por tener que soportar un dolor que la mayoría de las veces no se puede ni describir, por tener que vivir tan cansada, por tener que soportar que los demás no entiendan unos síntomas que ni yo misma entiendo; por tener que hacer trabajar a mi voluntad horas extras para poder llevar a cabo tareas que otras personas hacen sin esfuerzo, por tener que renunciar a tanto en mi camino, por haberme visto obligada a renunciar a mis sueños, sueños que creía que eran mi vida: por haber tenido que ir aceptando mis limitaciones, mis muchas limitaciones, por haber tenido que admitir que nunca seré la supermujer que de niña me forjé ser; por no poder ser la esposa perfecta, ni la madre perfecta, ni el ama de casa perfecta, ni la trabajadora perfecta, ni la mejor hija, ni tampoco la mejor hermana. En fin, me he sentido jodida por no haber podido llegar a ser quien creía que tenía que ser. Menos mal que, gracias a vosotros que me impedisteis serlo, un día me dije: bueno, ¿y que pasa si no es así, si no soy perfecta?, y es que, mientras yo me hundía en la desesperación por no haber cumplido con las expectativas que el mundo me impuso, observaba que la vida seguía, ajena a mi frustración y a mi dolor; el sol seguía brillando con la misma fuerza, los pájaros seguían cantando las mismas dulces canciones, el viento seguía acariciándome con su brisa cuando salía a la calle y entonces yo me pregunté: ¿será que yo no le importo al mundo, que mi frustración no le interesa? Y fue en aquél momento cuando me di cuenta de que yo no era el centro del mundo. Ahora, aún me siento fastidiada, confusa, ya que no es nada fácil asumir que no podrás llegar a ser quien una vez te imaginaste, quien creíste que tenías que ser; sobre todo porque entonces te encuentras con una pregunta muy difícil de contestar:¿Quién soy yo?, y a esto no te puede contestar nadie, solo una misma encontrará la respuesta. En medio de todo esto, un día reparé en que no estaba sola, que estábiaishí y tal vez para ayudarme, solo que aun no podía comprender cómo. Menos mal que quise averiguarlo.

Al principio me sentí más perdida que antes porque no sabía donde buscar, pero un buen día me sorprendí mirando dentro mi mí y allí las preguntas y las respuestas se iban sucediendo. La mayoría de las veces cuesta dar este paso, en mi caso, vosotros habéis estado toda mi vida empujándome para que lo hiciera sin haceros caso y lamento haber tardado tanto en hacerlo. A vosotros, mis eternas compañeros, mis amigos fibromialgia y SFC, os debo el haberme parado a mirarme por dentro, a lanzarme a conocerme a mi misma, a comprender mis limitaciones; porque vosotros, al empujarme a buscar la cura para mi enfermedad, me habéis ayudado a comprender que aunque tal vez sea ya imposible curar mi cuerpo de la enfermedad, sí que es posible sanar mi vida. Por ello espero y deseo tener paciencia con los dos y os prometo no pelear tanto. Al fin he comprendido que quizás si me hago amiga vuestra me ayudéis, sin tener que machacarme más, a hacerme cada vez más sabia y conocedora de mi misma.

jdiana

lunes, 26 de noviembre de 2007

SEGUNDA OPORTUNIDAD EN LA VIDA


Un guerrero de la luz siempre tiene una segunda oportunidad en la vida.

Como todos los demás hombre y mujeres, él no nació sabiendo manejar su espada, y cometió muchas equivocaciones antes de descubrir su Leyenda Personal.

Ningún guerrero puede sentarse en torno a la hoguera y decir a los otros: “Siempre actué correctamente.” Quien afirma esto está mintiendo, y aún no aprendió a conocerse a sí mismo. El verdadero guerrero de la luz ya cometió injusticias en el pasado.

Pero en el transcurso de la jornada, percibe que las personas con quienes actuó injustamente siempre se vuelven a cruzar en su camino.

Es su oportunidad de corregir el mal que les causó. Y él siempre la utiliza, sin vacilar.

(Manuel del guerrero de la luz, de Paulo Coehlo)

domingo, 25 de noviembre de 2007

CANTO A LA MUERTE DE MI PADRE



¡Quisiera decirte tanto!

y sin embargo no atino.

Se me agolpan las palabras,

siento; pero no escribo.

Sí, siento llorar mi alma

porque te añoro y no te veo;

y siento brotar la rabia,

tantos días contenida

por saber que te perdía;

y el deseo de abrazarte,

y de decirte te quiero;

y de hablarte;

y de mirarte;

y de cogerte las manos.

Y siento……un gran vacío.

Siento pena por tu falta

y siento rabia por tu suerte,

siento añoranza de tu risa

que se la ha llevado la muerte.

Siento….. ¡siento tanto!

que lo vuelco en estas líneas

y te dedico este canto.

Hace ya años que se fue, que tuve que afrontar la rabia de su pérdida. Hace años que está más cerca de mí de lo que nunca estuvo porque se instaló en mi corazón y aquí sigue guiando mi camino.

PLANTANDO SEMILLAS


No quiero tener que repetir al final de mis días aquella frase que dijo Jorge Luís Borges: "He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer. No he sido feliz".
Por ese motivo, cada día de mi existencia, plantaré en mi jardín las semillas de la felicidad, y así al final de cada jornada podré decir: he sido feliz y he compartido esa felicidad.

jdiana

LAS PLANTAS DE MI JARDIN - LA FELICIDAD-


Uno de los rasgos más trágicos que conozco de la humana naturaleza es que todos tendamos a postergar la existencia. Soñamos con alguna mágica rosaleda más allá del horizonte, en vez de disfrutar de las rosas que florecen ahora ante nuestras ventanas. (Dale Carnegie)

domingo, 18 de noviembre de 2007

LA ENERGIA UNIVERSAL


Son tiempos acelerados,

difíciles y apresurados;

tiempos de grandes cambios,

en los que cada nuevo día

se descubren nuevas tecnologías

que demandan cada vez

mayor gasto de energía.

Unas acercan más a los hombres

pero otras los separan.

Unas nos ayudan a crecer,

pero otras destruyen

a los seres vivos y a la tierra.

Alguien o algo, una mañana,

cuando caminaba ensimismada,

se acercó a mí sin ser visto

y me sopló suave al oído:

“¡Escucha!, no busques más,

está ahí desde siempre,

y también es universal,

es limpia y no contamina,

es la más fuerte que existe,

no tiene contraindicaciones,

se puede usar cuanto se quiera

pues no tiene limitaciones.

Es la mejor medicina,

es la más abundante,

está por todas partes,

no necesita ser almacenada,

no va a pilas ni enchufes

y tampoco nunca se acaba,

crecerá cuando la uses.

Aunque, es en realidad,

para algunos muy temible,

nunca daña al hombre.

Ataca al odio y al rencor,

aniquila al miedo

y acaba con el temor.

Eso sí, derriba fronteras

y aprisiona a la cobardía,

hace libre al hombre,

y derrite el desamor,

cura mente y cuerpo,

siendo el mejor antídoto

contra la depresión,

y te da fuerzas y valentía

para soportar el dolor.

Al alma esta energía

alimenta y engrandece.

Es muy fácil de usar

y esta siempre a tu alcance,

solo tienes que quererlo.

No se compra ni se vende,

ni se loga con el dinero,

solo AMATE y la tendrás,

te hará sabia y fuerte

y compartirla entonces podrás.

¿Cuál es? quise saber.

ES EL AMOR INCONDICIONAL

A TI MISMA Y A LOS DEMAS”

No se bien de quien fue

la voz que me contestó,

si fue ese ser invisible

o si fui quizás yo

fortalecida por el AMOR.

jdiana

viernes, 16 de noviembre de 2007

CUANDO SUPE QUE ERA DIANA


Era media noche, una noche tranquila, serena, yo, como tantas otras, dormía pero no descansaba; el dolor de mi cuerpo no dejaba que éste se relajara y disfrutase de los beneficios del sueño. De pronto me sobresalté, alguien susurró a mi oído un nombre, lo oí con claridad, con firmeza, me senté de golpe en la cama pero todo estaba oscuro, fuera no hacía viento y dentro de la habitación solo reinaba el silencio... encendí la luz y la habitación estaba vacía. Pensé que quizás todo había sido un sueño, así que apagué la luz y volví a arrebujarme dentro de las mantas, di vueltas y más vueltas, pero no conseguí volver a dormir. Estaba segura, alguien me había llamado… ¿a mi? ¿de donde sacaba eso? yo no me llamaba así… pero sin embargo tenía la certeza de que habían pronunciado mi nombre y mientras más lo pensaba más segura estaba. No es que me llamaran, no, ahora sabía que había sido como una afirmación. Fue más bien como una respuesta, como si yo hubiera preguntado y me hubieran respondido, en un susurro.

Llevaba tiempo pasando una gran crisis de salud y ésta me había llevado a plantearme muchas cosas en mi vida. Tuve que renunciar a gran parte de mi vida, a actividades, a sueños que una vez creí que eran mi destino, y ahora mi vida carecía casi de sentido. A menudo me preguntaba cual era la finalidad de ésta, mi misión, porque estaba convencida de que todos venimos a este mundo con una misión asignada y yo cada vez tenía menos idea de cual era la mía. Creo que en mi interior me pregunté tantas veces ¿Quién soy yo? Que al final mi alma, aprovechando la quietud de la noche, me deletreó suavemente al oído: DIANA.

Ahora sabía como se llamaba mi alma, mi verdadero yo, pero tendría que averiguar quien era Diana, es decir, quien era yo en realidad. Ni siquiera tuve que tomar la decisión, sencillamente comencé a firmar mis cuadros como JDiana. Hubo quien me preguntó extrañado el porqué y casi no supe que contestar, ¿Quién lo iba a entender? ¿lo entendía yo?.

Desde entonces he vagado buscando a Diana, he rememorado mi vida en un gran relato tratando de encontrarla, segura de que era aquella niña olvidada que una vez dejé en el camino, sin darme cuenta. El trabajo ha sido duro, como un largo parto que aún dura, pero, poco a poco, Diana ya está volando, despacio, pero vuela, y sueño cada noche con el momento en que se libere del todo y nos unamos por completo. Sueño con que ella me eleve alto en el cielo y volemos, volemos… para siempre, toda la eternidad…

Yo siempre había sido tímida e insegura de mi misma. Diana es atrevida valiente, segura, y me ha ayudado a perder el miedo a mostrarme, por eso comencé mi blog, por eso escribo, y por eso me he atrevido a enviar algunos de mis relatos al concurso de NH Hoteles. Cada vez me siento más libre, más Diana…

jdiana

jueves, 15 de noviembre de 2007

EL NACIMIENTO DE DIANA



Anoche tuve un sueño.

Soñé que dentro de mi ser

habitaba una paloma

grande y muy hermosa.

Ella no se veía feliz.

Yo me sentía incomoda.

Tímidamente le pregunté:

Paloma dime quien eres.

Soy tu alma acongojada.

Soy pura e inocente

pero me tienes encarcelada.

Mis alas se atrofiaron,

mi cuerpo siento inerte.

Clamaba por su libertad.

Sus gritos me atormentaban.

¿Cómo dejar que saliese?

Su parto me iba a desgarrar.

Le tenía miedo al dolor.

A perderme. A quedar vacía.

A no poder tenerle más.

Temía la soledad.

Sería duro dejarla ir.

Me costaba la decisión.

Miré y observé mi cuerpo.

Ví que no era mas que un disfraz.

Una funda, un mero vehículo

del alma hacia la libertad.

Pero este cuerpo no era yo.

Entonces la duda se disipó.

Rápido se esfumó el miedo,

dando paso a un tímido valor.

En un duro acto de amor,

por mí misma y por mi alma,

acto sencillo y abrumador,

dejo que me rompa el vientre

extienda sus grandes alas

y vuele alto hacia el sol.

Anoche tuve un sueño,

que hoy me parece realidad.

Soñé que yo era paloma

que libre cruzaba el cielo

gozando de la eternidad.

J.DIANA

miércoles, 14 de noviembre de 2007

CUENTO DE LOS DOS CAMPESINOS:



LA TORPEZA DE IGNORAR LOS TALENTOS DE NUESTRA TIERRA

Había una vez dos campesinos, Justo y Prospero, que vivían el uno al lado del otro. Ambos tenían una finca que contaba con un hermoso campo de tierra fértil, regada por un riachuelo de agua cristalina y pura que cruzaba por el centro de ambos campos. Como a los dos les gustaba cultivar flores, acudían juntos a ferias y certámenes y siempre volvían cargados de semillas de las más bellas y exóticas. Los dos organizaban fiestas a las que invitaban a los demás vecinos a saborear los ricos frutos de su huerta y contemplar sus hermosas mansiones de gran historia arquitectónica, heredadas de sus bisabuelos. Disfrutaban paseando con ellos por sus jardines y mostrándoles los bellos ejemplares botánicos que tenían. Con el tiempo la voz se corrió y cada vez era mayor el número de viajeros que acudían de los más remotos rincones del mundo a conocer aquellas fincas. Cuando los visitantes se marchaban siempre iban cargados de recuerdos agradables para ofrecerlos como presentes a sus parientes y amigos, así que acabaron instalando una tienda donde los interesados, por precios razonables, podían elegir y adquirir dichos presentes.

Con los años eran cada vez más los visitantes que, atraídos por la fama y hospitalidad de estas fincas, acudían a admirarlas.

En la época de siembra, los dos campesinos esparcían las semillas por sus campos y las sembraban. Cuidaban sus campos con cariño y esmero de manera que siempre estuviesen fértiles y preparados para conseguir la mejor cosecha de flores, conscientes de que en gran parte la fama de sus fincas se debía a sus jardines.

Justo sembraba todas las semillas que compraba fuera, pero se aseguraba de quedarse siempre con una buena cantidad de la propia, pues era consciente de que la semilla surgida y sembrada en su propia tierra se adaptaría mejor, y el sentía estas flores como más suyas. Con el tiempo se sintió muy orgulloso de contar con un jardín enorme donde florecía desde la más tímida y minúscula flor hasta el ejemplar más grande, hermoso y altanero. Justo Era consciente de que en un jardín, para que fuese armonioso tenía que combinar diversas y variadas especies de flores y de que a los ejemplares más simples y débiles, si se les proporcionaba una oportunidad y recibían los cuidados adecuados, quizás con el tiempo se hiciesen más fuertes y hermosos. Esto no impedía que cuando viajaba a las ferias siguiese comprando nuevas y variadas semillas que alternaba con las propias, y así su jardín se fue multiplicando en el infinito.

Con el tiempo se hizo muy rico y amplió muchísimo su finca.

Prospero por el contrario se limitaba a sembrar algunas de las semillas que compraba y alguna que otra propia, consiguiendo algunos ejemplares realmente magníficos, recibía a sus visitantes con todos los honores y les enseñaba sus pertenencias. Pero con el tiempo, el número de visitantes se fue reduciendo. Los que acudían lo hacían para admirar las bellas flores extraídas de las semillas importadas, pero las originales, las que se habían cultivado en sus tierras desde los tiempos de sus bisabuelos, fueron perdiendo fuerza y acabaron por extinguirse.

Ni la satisfacción y orgullo de Prospero tenían comparación con los de su vecino Justo que supo revalorizar sus propias semillas sin olvidarse de ninguna especie y sin descuidar las adquiridas fuera.

J.DIANA

lunes, 12 de noviembre de 2007

EL CAMINO DE LA ESPERANZA



Acompañada por el dolor

Recorro un duro sendero.

A ratos me siento sola,

me flaquea el aliento.

Mi cuerpo se resquebraja.

Mis alas se rompieron.

Mis sueños se interrumpieron.

Ya no puedo volar.

Tendré que caminar

aunque vaya más despacio.

Con mucho esfuerzo y tesón

Aprendí de nuevo a soñar.

Se que al final del camino

De nuevo amanecerá.

J.DIANA

sábado, 10 de noviembre de 2007

ME LLAMARON DESDE LEJOS




Ese domingo, como otros tantos, habíamos decidido ir a pasar el día en la playa. En realidad no teníamos la intención de estar todo el día quietos en un sitio. Pensábamos coger la carretera de la costa por Torre del Mar y parar por cualquier playita tranquila, dar un paseo, recoger algunas almejitas, algunas chinitas de las que a mi tanto me gustan, tumbarnos un rato cara al sol, en contacto con la arena, y cuando nos cansásemos buscar un chiringuito al borde del mar donde sirvieran una buena paella, un sabroso espeto y una jarra de cerveza fresca y espumosa. Hacía un día de junio estupendo para eso. El sol reinaba en lo alto y la brisa suave que corría no estaba de más. En fin, que habíamos planeado pasar un día más bien tranquilo y sosegado, de puro relax.

Salimos de casa con estos planes y cogimos la autovía en dirección a Málaga. La carretera estaba tranquila y pronto subimos la cuesta de las Pedrizas. Hemos hecho este camino tantas veces que creo que el coche se sabe el camino el solito. Pronto comenzó a verse en el horizonte la figura de ese toro negro que altanero nos señala que pasaremos por el pueblo de Casabermeja. Quince kilómetros más hasta Málaga y casi estaremos en nuestro destino.

Siempre que pasamos por Casabermeja me siento obligada a mirar hacía la derecha para contemplar ese cementerio tan peculiar, aunque nunca he estado en el pueblo de día. Recuerdo que hemos ido un par de veces con unos amigos a cenar pescaito, que además lo ponen muy bueno, en un restaurante que hay a las afueras. Es curioso, desde la carretera se ven los panteones de una forma que parece que los muertos estuvieran enterrados de pie, y creo que hay gente que así se lo cree.

Aquél día, conforme nos acercábamos, sentí una atracción mas fuerte de lo acostumbrado. Era como si se oyesen voces lejanas que cada vez se iban haciendo más reales. Me parecía que me llamaban desde lejos, pero no era posible. No había ni coches parados ni nada que justificara esa sensación. En un impulso casi le grité a Toni que se parase. El, alarmado casi se sale de la carretera y fue disminuyendo la velocidad hasta conseguir parar al borde de la misma. Ante su enojo traté de explicarle que no sabía lo que pasaba pero que teníamos que entrar al pueblo. Tenía que averiguar quien me llamaba. Estuvimos unos minutos discutiendo si estaba loca de remate y que se yo, pero al final pude convencerle y entramos.

La sorpresa fue genial. Nos encontramos con un espectáculo sorprendente. La circulación estaba cortada. Las calles bullían de gente vestida de fiesta. Ya a la entrada del mismo tuvimos que dejar el coche aparcado y seguir andando. Celebraban la procesión del Corpus Cristi. Mantones multicolores cubrían los balcones y cruzaban las calles como si de tendederos se tratase, plantas por doquier y una alfombra de pétalos de flores de todos los colores cubría el suelo por donde pasaba el sequito que llevaba las andas del Corpus Cristi que saliendo de la iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, situada en el centro del pueblo recorría las calles. El aroma de las flores mezclado con el incienso y la luz brillante del sol que calentaba me hizo creer que nos habíamos trasladado a un mundo irreal.

El paseo fue fascinante. Nunca hubiera imaginado que se podía disfrutar de algo así en un pueblo situado al margen de una carretera tantas veces transitada. Nunca había contemplado una procesión con ese estallido de colores. ¡Lastima que como siempre me había olvidado la cámara de fotos¡

Cuando terminó la procesión decidimos recorrer el resto del pueblo y como era la hora de comer disfrutamos de un exquisito plato de los montes en una venta que nos indicaron. Comimos como reyes y para echar abajo lo comido dimos un paseo y casi sin querer nos encontramos en la puerta del cementerio. Como estaba abierto decidimos entrar a comprobar como estaban los muertos enterrados y nos encontramos con un pequeño pueblecito de calles estrechas a cuyos lados se levantan originales panteones. túmulos y pináculos, construidos según la arquitectura popular, como si de casas encaladas se tratase, y adornadas con arriates de plantas, pinos y enredaderas. Realmente era impresionante. No creíamos que estábamos dentro de un cementerio. No en válde fue declarado en 1980 Monumento Historio-Artístico.

Tuvimos que salir, aunque a regañadientes, pues lo tenían que cerrar. Charlamos un ratito con el encargado y el nos estuvo hablando de este pueblo, situado al borde de una carretera, por el que tanta gente pasa de largo sin saber que si lo visitamos nos depara cosas tan bellas como la Ermita de San Sebastián, la iglesia de Nuestra del Socorro, la Torre Zambra, construcción árabe del siglo XIII, desde la cual si se visita en un día claro se puede divisar hasta el norte de Africa, o las pinturas rupestres de Cabrera, o la Fuente Reina o el pantano del Agujero.

Al caer la tarde, abandonamos Casabermeja, sin acordarnos siquiera de que íbamos a pasar el día en la playa, sin saber quien me había llamado desde la carretera, pero yo le prometí, sin que toni me escuchara, no fuera a decirme otra vez que estaba loca, que pronto volveríamos. Por nada del mundo me perdería su Feria o su Semana Santa o su día de San Sebastián, su querido patrón. Eso, si esta vez llevaría la cámara de fotos para no perderme detalle.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

EXPERIMENTANDO CON CERAS



Aquél día que maría Jesús me preguntó si me iba con ella a pintar al campo la idea me dio pereza, como siempre que me planteaba pintar en el exterior. Hay que acarrear caballete, óleos, pinceles… ¡un sinfín de bártulos! y todo para volver con el cuadro medio esbozado, la pintura fresca, las inevitables manchas de óleo…

No. Decididamente no me iría… pero ella me convenció, me dijo que pintaríamos con ceras, ella me enseñaría. Entonces pensé que era un nuevo reto, una experiencia que no me perdería. Quedamos para el día siguiente. Comeríamos pronto y saldríamos enseguida para aprovechar la luz de la tarde.

Al día siguiente nos fuimos al campo, ella me prestó un cartón, compartimos una caja de ceras Manley, y con un bote de aguarrás, servilletas de papel y una brocha disfruté pintando aquella tarde más que nunca en mi vida. Acostumbrada a otras técnicas, descubrí que con las ceras podía pintar con la rapidez de acrílico pero sin sacrificar brillos y conseguir la riqueza cromática del óleo sin el inconveniente que presenta éste al tener que esperar a que se seque la pintura para poder seguir pintando encima. Con las ceras puedes esbozar y crear volumen a un tiempo, y si no te gusta lo que sale, lo diluyes con unas gotas de aguarrás y papel y vuelta a empezar, y ¡quien sabe!, quizás con esta operación se cree algún efecto inesperado que resulte sorprendente. Es una técnica con la que puedes experimentar; con ella no te encuentras inhibiciones, puedes restregar, aclarar, e incluso borrar. Permite hacer lo que se te antoje, no hay criterios ni normas a seguir, es válido todo, desde difuminar con los pinceles o con el papel, incluso con las manos. Pintando sobre cartones resulta cómodo y barato, lo puedes arañar, dibujar, acariciar… en una palabra, te puedes entregar por completo a disfrutar pintando, permitiéndote incluso pelearte con los colores, y cuando acabas descubres que el resultado no lo habías ni siquiera imaginado.

Al final del día volví a casa con un bonito cuadro y la promesa de amor a las ceras que jamás después he traicionado.

J.DIANA